Adiós Princesa de David Rocasolano es un libro polémico que al principio "cogí con pinzas", pensando que ya por el título sería puro cotilleo barato. Que no me iba a gustar. Tenía incluso mis dudas acerca de si sería capaz de leerlo hasta el final.
La primeras páginas me iban dando la razón, porque eso de que el autor comience desvelando confidencias importantes de la Princesa, asuntos íntimos que le fueron confiados a él en su día, me parecía literalmente una traición.
Tengo que decir que no me considero ni monárquica, ni fan de la Casa Real, ni tampoco antimonárquica acérrima total. Me da un poco lo mismo, aunque la verdad es que estoy convencida de que las monarquías tienen sus días contados. El hecho de que un cargo tan importante como la Jefatura del Estado sea hereditario, no creo que se sostenga mucho tiempo más. Y digo esto porque creo que mi opinión acerca de este libro podría estar bastante cerca de la imparcialidad.
Dice David Rocasolano:
"El libro es la historia del choque de un gran tren expreso, los borbones, contra una modesta caravana de gitanos, los Ortiz-Rocasolano. Nos han arrollado y ni siquiera se han preocupado de mirar hacia atrás".
Según iba yo avanzando en la lectura, la verdad es que a ratos me ponía de parte de unos y a ratos de otros. A veces a favor de la Princesa Letizia (la rubia implacable, como le llama el autor) y a veces en contra...
Todos sabemos que entre familias políticas suele haber muchas veces roces y hasta rivalidades. Descubrir en estas páginas choques entre dos familias tan dispares (realeza versus clase media) me ha parecido bastante lógico y previsible (aunque no por ello justificable).
-Problemas que no tienen nada que ver conmigo -pensaba- Yo no hubiera ido a esa cena. No sé de qué se sorprenden, etc, etc, etc.
Y es que a ratos parece todo cotilleo de familias, algo alejado de mis intereses.
¿O no?
Al fin y al cabo estamos hablando de la Jefatura del Estado de mi país, así que me guste o no, esa información sí que me afecta. Supongo...
Bueno, al final sí que lo terminé enterito, hasta la última página y me he sorprendido a mí misma dando la razón al autor en una serie de cosas.
Dice David Rocasolano que, hasta ahora, se ha contado la historia desde arriba hacia abajo y que él lo que pretende es contarla esta vez desde abajo hacia arriba.
Efectivamente este libro nos trae la otra versión, la otra cara de la misma moneda, pero también puede ser entendido como un toque de atención a los que se empeñan (a veces obsesivamente) en dar una imagen de perfección absoluta de sí mismos empleando para ello la hipocresía.
-Nadie es perfecto-
¿Necesita el pueblo pensar que sus reyes lo son?
Concluyendo, el libro no me ha encantado ni mucho menos, pero lo que dice no sobra porque nunca está de más oír a todas las partes. Lo que se cuenta aquí a veces es triste, a veces irónico y a ratos patético...
La primeras páginas me iban dando la razón, porque eso de que el autor comience desvelando confidencias importantes de la Princesa, asuntos íntimos que le fueron confiados a él en su día, me parecía literalmente una traición.
Tengo que decir que no me considero ni monárquica, ni fan de la Casa Real, ni tampoco antimonárquica acérrima total. Me da un poco lo mismo, aunque la verdad es que estoy convencida de que las monarquías tienen sus días contados. El hecho de que un cargo tan importante como la Jefatura del Estado sea hereditario, no creo que se sostenga mucho tiempo más. Y digo esto porque creo que mi opinión acerca de este libro podría estar bastante cerca de la imparcialidad.
Dice David Rocasolano:
"El libro es la historia del choque de un gran tren expreso, los borbones, contra una modesta caravana de gitanos, los Ortiz-Rocasolano. Nos han arrollado y ni siquiera se han preocupado de mirar hacia atrás".
Según iba yo avanzando en la lectura, la verdad es que a ratos me ponía de parte de unos y a ratos de otros. A veces a favor de la Princesa Letizia (la rubia implacable, como le llama el autor) y a veces en contra...
Todos sabemos que entre familias políticas suele haber muchas veces roces y hasta rivalidades. Descubrir en estas páginas choques entre dos familias tan dispares (realeza versus clase media) me ha parecido bastante lógico y previsible (aunque no por ello justificable).
-Problemas que no tienen nada que ver conmigo -pensaba- Yo no hubiera ido a esa cena. No sé de qué se sorprenden, etc, etc, etc.
Y es que a ratos parece todo cotilleo de familias, algo alejado de mis intereses.
¿O no?
Al fin y al cabo estamos hablando de la Jefatura del Estado de mi país, así que me guste o no, esa información sí que me afecta. Supongo...
Bueno, al final sí que lo terminé enterito, hasta la última página y me he sorprendido a mí misma dando la razón al autor en una serie de cosas.
Dice David Rocasolano que, hasta ahora, se ha contado la historia desde arriba hacia abajo y que él lo que pretende es contarla esta vez desde abajo hacia arriba.
Efectivamente este libro nos trae la otra versión, la otra cara de la misma moneda, pero también puede ser entendido como un toque de atención a los que se empeñan (a veces obsesivamente) en dar una imagen de perfección absoluta de sí mismos empleando para ello la hipocresía.
-Nadie es perfecto-
¿Necesita el pueblo pensar que sus reyes lo son?
Concluyendo, el libro no me ha encantado ni mucho menos, pero lo que dice no sobra porque nunca está de más oír a todas las partes. Lo que se cuenta aquí a veces es triste, a veces irónico y a ratos patético...
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