Te han contratado en el kiosko de los helados de la playa porque eres gorda y el dueño del kiosko piensa que una chica tan gorda como tú será un buen reclamo a la hora de vender sus ricos helados. Tú te sientes mal con tus carnes sobradas de grasas. A la playa van tus amigas luciendo bikinis de la talla 38.
Piensa que lo que te levanta la moral: ese trabajo que has encontrado. Lo de tu gordura tiene arreglo. Te pones una camisa blanca floja que tape tu culete y unos pantalones también blancos. A ese atuendo le das un toque de alegría con una chaqueta con mangas cortas y estampado étnico. Irás perfecta.
Nadie se enterará de que pesas 120 kilos. Mirarán tu chaqueta y te preguntarán donde la compraste. No les digas que es del bazar chino de tu barrio. Diles que te la hizo Lorenzo Caprile a medida y a precio arreglado.
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