Desde el año 1974 lleva Calzados Marian ofreciéndonos sus diseños. En ese año empezó a diseñar los zapatos Tomás Antón.
Mi madre es fiel a estos zapatos desde los años 80. Yo también he comprado algunos pares, pero no soy una clienta tan fiel como mi progenitora. Me parecen unos zapatos demasiado clásicos para mi gusto. Están bien fabricados, pero no llaman la atención lo más mínimo. Son ideales para ir en plan discreta.
Encima no todos sus modelos son bonitos. Compró mi madre unas botas este año hasta la rodilla que daban pena. Parecían un apaño hecho con unos zapatos porque esa forma tenían en el pie.
Estos zapatos los encuentras a vender en muchas zapaterías de barrio de toda España. Mi madre ha conseguido que los vendan en una que le queda cerca de casa. Todo es que la zapatería se ponga en contacto con la empresa. Le mandan un comercial con toda la colección de temporada.
Como os decía, los veo más zapatos y botas para señoras mayores que para jovencitas. Les falta jovialidad a los modelos. Mi madre compra mucho unos zapatos abiertos con taconazo. Yo tengo unos así en blanco y me son cómodos. Los pongo para salir algunas noches en vez de llevar sandalias.
También son cómodos unos zapatos que tengo con plataforma de Calzados Marian. Se me ajustan al pie como un guante. Sólo por su comodidad vale la pena tener dos o tres pares de esta marca.
Los precios no son baratos. Los zapatos blancos que compré el verano pasado me costaron 75 euros. Ya les vale. Por buenos que sean, te los cobran un poquito demasiado.
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