El negro y el verano
chirrían como una cama
que pasó a otra vida
cuando cambiamos de casa.
De negro y de verano
iba Letizia por Palma
con una cartera oro
y sus sandalias doradas.
La camiseta ponía
vistas a la lencería
también negra enlutada
como una nieta que llora
al abuelo en sus trapos.
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