martes, 29 de septiembre de 2020

El capitalismo y el covid-19

Temen algunos economistas agoreros que se acabe el capitalismo. No corre peligro. Lo afirmo echando la vista para atrás y mirando otras crisis que vivió el capitalismo. Siempre salió airoso. Los que no salimos airosos somos los pobres. Como dice el dicho popular, en la casa del pobre siempre es noche.

Otras crisis que vivió el sistema capitalista fueron la Gran Depresión, la edad de oro en los Estados Unidos en la década de 1950, la crisis del año 2008 más recientemente. En los años cincuenta del pasado siglo XX andaban preocupados al otro lado del charco por la automatización. Temían que la automatización eliminara puestos de trabajo. Hoy pasa lo mismo. La robotización avanza y echa a los trabajadores para el paro. Durante la crisis del 2008 la codicia de la clase empresarial se hizo patente. Pero no hubo un movimiento comunista desatado por las iras de los trabajadores que veían como los empresarios incrementaban sus beneficios y su riqueza ni lo habrá ahora. Y menos lo habrá en Estados Unidos.

En el Estados Unidos de Donald Trump y del covid-19 se dispara el déficit público y aumenta la deuda pública, igual que en el resto de países. El desempleo también se incrementa, los subsidios de paro son insuficientes para que las personas desempleadas afronten sus gastos, los alquileres son elevados, aumenta el hambre. Sí, hay hambre en los países ricos, personas que ven las despensas vacías en su casa y que no tienen dinero para ir a los supermercados para llenar los estantes vacíos de las neveras.

Esto es el capitalismo: desigualdad. Los que dicen que el capitalismo está en crisis y va hacia su fin se equivocan. El capitalismo está en su definición de ricos y pobres, sólo que, por culpa del covid-19, hay más pobres.

Si le ponemos caras a las personas que están en situación de desempleo en Estados Unidos, vemos que los más afectados son los trabajadores de minorías y las mujeres. Igual que en en esta España nuestra vemos que hay personas que no pueden pagar la tecnología que necesitan sus hijos para el aprendizaje a distancia. Se necesita, pues, un Estado de Bienestar 2.0. aquí y allí. En todos los países.

Lamentablemente, los políticos no están pensando en los ciudadanos más pobres. Como mucho piensan en los ciudadanos que los votan. Un niño sin conexión a Internet en su casa para seguir la educación a distancia de su colegio no vota. Sus padres seguramente tampoco. Los pobres siempre hemos pensado que votar es perder el tiempo, es darles un puesto de trabajo muy bien pagado a los políticos que no alivian nuestras situaciones de pobreza.

No, el capitalismo no va a desaparecer. Está en su salsa. Los políticos están arreglando la crisis del capitalismo aquí en España con una prolongación de los ERTES de la clase media venida a menos. Por la clase pobre paupérrima no se preocupan mucho. Yo diría que nada. La renta mínima se la dan a pocos pobres. En Galicia sólo el 10% de los gallegos con derecho a la renta mínima percibe esta ayuda. Los pobres excluidos del sistema seguirán buscando el pan de cada día en la economía sumergida.

María Rey
Economista


sábado, 26 de septiembre de 2020

El covid-19 empobrece a las mujeres

Hay más mujeres pobres desde que el covid-19 vino para quedarse entre nosotros. Lo dice ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Se han puesto a contar y le han salido 47 millones de mujeres más en la extrema pobreza. Esas son las cifras oficiales. Miedo da pensar en las cifras reales, en esos números que saldrían si, en vez de hacer una estimación, fuéramos contando mujer a mujer la pobreza femenina.

No hay porque no creer estas cifras. Son muy creíbles y más creíbles son al alza que a la baja. Estamos hablando de 47 millones más de mujeres en pobreza extrema, que elevan la cifra de mujeres y niñas pobres hasta los 435 millones. Por supuesto, también hay hombres en esta pobreza extrema. La cifra total de pobres extremos es de 96 millones de personas. Ha aumentado un 9,1% la tasa de pobreza a raíz del covid-19.

Todavía más preocupante es la previsión de la ONU de que hasta el año 2030 no se volverá a niveles de pobreza anteriores a la pandemia. Esperemos que no sea así. Las expectativas negativas respecto a la pobreza de la Organización de Naciones Unidas están para que los Gobiernos de los distintos países las hagan positivas con sus políticas.

La ONU Mujeres analiza en su informe la pobreza femenina por edades, llegando a la conclusión de que las mujeres más pobres son las mujeres que están en edad reproductiva. Así preveen que en el próximo año 2021 por cada 100 hombres pobres haya 118 mujeres pobres. En el año 2030 por cada 100 hombres pobres habrá 121 mujeres pobres. Detrás de esta tendencia a una mayor pobreza femenina está el efecto covid-19 y la violencia contra la mujer.

Como constata la ONU, la violencia contra la mujerse ha incrementado debido al confinamiento. En Túnez se han quintuplicado las llamadas de mujeres a líneas de ayuda. En Australia el ciberacoso se incrementó un 50%. El confinamiento ha encerrado a las mujeres maltratadas con sus maltratadores. Era de preveer este aumento de violencia machista.

También era previsible que las mujeres en general se vieran perjudicadas por el confinamiento con un incremento de las tareas del hogar. Aprovechando que estaban en casa todo el día, se han convertido en las sirvientas de toda la familia. Los hombres se han olvidado de hacer las tareas del hogar que les correponden.

No nos extrañemos que en un mundo en el que las mujeres seguimos ocupándonos y preocupándonos por los hijos y por los mayores dependientes ganemos menos que los hombres. Sólo podemos tener, la mayoría, trabajos precarios o trabajos en la economía sumergida que nos permiten compatibilizar con las cargas familiares. Las mujeres que trabajan en la economía sumergida se ven todavía más perjudicadas por la pandemia. El covid-19 es el responsable de que se hayan reducido en un 60% sus ingresos. También es el responsable de la pérdida de empleos en el sector doméstico. Un 72% de las trabajadoras del hogar perderán su empleo este año 2020.

Las mujeres autónomas  ven como tras el covid-19 están perdiendo más empleo que los hombres autónomos. Un hecho que la ONU constata para Europa. En el resto del mundo la tendencia es la misma.

Para acabar de alarmarnos, cabe decir que son mayores los casos de contagio por covid-19 en mujeres sanitarias que en hombres sanitarios. No hay una explicación médica. Es cosa de la estadística. Se hacen números y es lo que sale.

En resumen, podemos decir que la pandemia del covid-19 empobrece a las mujeres. La tendencia de reducción de la pobreza femenina que habíamos visto durante los últimos años ha cambiado. Ahora aumenta la pobreza de mujeres y niñas tanto en los países del Tercer Mundo como en los del mundo desarrollado.


María Rey
Economista

jueves, 24 de septiembre de 2020

Reino Unido apuesta por el capitalismo puro

¿Qué están haciendo los gobiernos europeos para sacar a sus países de la crisis? nos preguntamos muchos. Reino Unido ya no es Unión Europea, pero es un referente que nos  vale para compararnos. Hoy mismo ha anunciado un plan económico para ir saliendo de la crisis, un plan en el que destaca la medida de dejar de subvencionar empleos no viables.

El canciller de la Hacienda británica, Rishi Sunak, ha destinado más de 220.000 millones de euros a reactivar la actividad económica en el país. El Estado, dice, compartirá la carga salarial con las empresas al mismo tiempo que se les amplía el tiempo disponible para devolver los préstamos proporcionados por el erario público.

Para ello, Sunak ha anunciado que el Gobierno cubrirá un quinto del salario de cada trabajador -hasta ahora era un 80%- siempre y cuando trabaje un mínimo de un tercio de su jornada laboral habitual. La empresa, por su parte, deberá pagar las horas trabajadas además de un tercio adicional, por lo que el empleado terminará recibiendo como mínimo un 77% de su salario habitual. Más dinero de lo que recibe un trabajador con ERTE en España.

Este nuevo sistema de los británicos, que entrará en vigor el 1 de noviembre y que permanecerá al menos hasta el próximo 31 de marzo de 2021, estará disponible para las pequeñas y medianas empresas y para aquellas grandes empresas que demuestren estar pasando por grandes dificultades a causa de la pandemia. El 31 de octubre, por tanto, se acabará con el más generoso modelo anterior que había permitido la supervivencia de 10 millones de puestos de trabajo en despido temporal y a cambio de un salario mínimo del 80%.

Gran Bretaña apuesta por la dureza de la Economía real. Esto es lo que hay: o generas dinero con tu empresa y pagas a tus empleados o cierras por falta de ingresos suficientes con tu actividad productiva. El Estado no suple la falta de ventas con el dinero de todos.

Es una decisión dura. Conscientes de la dureza de la medida, el Gobierno británico amplía el plazo para devolver los préstamos estatales de seis a diez años, e incluso se permite la posibilidad de pagar únicamente los intereses generados. No regala dinero, lo presta y lo acabará cobrando porque las empresas que sobrevivan serán las más fuertes. Además, y para apoyar a algunos de los sectores más damnificados por la pandemia, la Hacienda británica mantendrá el IVA para la hostelería y el turismo al 5% hasta el 31 de marzo de 2021, una medida que ya entró en vigor el pasado mes de julio. Esta reducción del IVA para la hostelería no se le pasó por la cabeza a nuestros gobernantes en esta España nuestra.

Gran Bretaña apuesta, pues, por apoyar a las empresas que empiezan a sobrevivir. Las empresas que se sostienen con subvenciones, que no tienen ingresos suficientes para hacer frente a su coste de sueldos y salarios, tendrán que echar el cierre. No cabe duda que Reino Unido siegue siendo un ejemplo de capitalismo puro. Adam Smith y todos los economistas de la Escuela Clásica pueden estar contentos.

María Rey
Economista
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miércoles, 23 de septiembre de 2020

España entra en recesión técnica

No va bien la economía española. Nada nuevo bajo el sol en estos tiempos de brotes y rebrotes del coronavirus. El  Instituto Nacional de Estadística (INE) ha corregido el dato del PIB del segundo trimestre. Nos dice que el PIB se redujo un 17,8% entre abril y junio, la mayor caída trimestral de la serie histórica iniciada en el año 1970. La bajada interanual del PIB en el segundo trimestre fue del 21,5%. Se trata de la mayor contracción anual registrada de este indicador.

 Miremos la evolución de los componentes del PIB en términos interanuales:
 -Consumo final de las economías domésticas: -14,1
 -Formación bruta de capital: -5,3
 -Gasto público (consumo final de las AAPP): 6 décimas.
-Exportaciones de bienes y servicios: -13,4
-Importaciones de bienes y servicios: 10,7 %

A estos datos preocupantes hay que añadir que el gasto de los extranjeros cayó un 99,2% entre abril y junio. El turismo, el sector de la gallina de los huevos de oro, está en crisis total. 

Podemos decir, pues, que España entró en recesión en el segundo trimestre. La vigencia del estado de alarma para atajar la pandemia pasó factura a la economía del país. España entra en recesión técnica tras sumar dos trimestres consecutivos del PIB negativo.

Otro dato a tener en cuenta son las horas trabajadas. El INE resalta en su informe que las horas trabajadas se redujeron en este periodo un 21,7% respecto al primer trimestre del año. En términos interanuales las horas trabajadas decrecen un 24,9% y los puestos equivalentes a tiempo completo bajan un 18,4%,lo que supuso un descenso de 3.383 mil puestos de trabajo.

La inversión no quedó fuera de las caídas en picado. Sufrió en el segundo trimestre un retroceso histórico al caer un 25,8% en términos interanuales, cifra superior a la registrada en la anterior crisis económica y financiera. Un país donde cae la inversión está lejos de salir de la crisis. A día de hoy las expectativas no pueden ser más negativas. Hasta los economistas optimistas sentimos flaquear nuestro optimismo innato mirando las cifras que proporciona el INE.


Economista
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martes, 22 de septiembre de 2020

No está de moda tener hijos en Galicia


 
No está de moda tener hijos. Vemos como la población va a menos en Galicia y no va a mucho más en España. Nos dice el INE que dentro de 15 años tendremos menos población en la comunidad autónoma gallega. El año 2.035 andaremos con los 2.500.000 habitantes en Galicia. En la actualidad somos 2.700.000 las personas que residimos en esta esquina noroeste de España. En 15 años Galicia perderá 178.000 habitantes.

Los alarmistas ponen el grito en el cielo. Piensan medidas para aumentar la población, idean ayudas para que mujeres y hombres se lancen a la tarea de reproducirse. Pero las ayudas no llegan a las familias reproductoras. Quedan en un quiero y no puedo. Una cosa es predicar y otra cosa muy distinta es tener dinero para repartir.

Tal vez deberíamos dejar de pensar en el creced y multiplicaros del Antiguo Testamento y empezar a pensar en sociedades donde la tendencia hacia la reducción de la población actual será una realidad. No tiene porque ser dramática a nivel económico. Si no hay mano de obra suficiente, habrá capital, es decir, un proceso de automatización. De hecho ya lo está habiendo. Miremos a nuestro alrededor: cada día se ven más máquinas, más robots haciendo tareas que antes hacían los trabajadores y trabajadoras humanos.

 En un mundo donde la robotización es importante, y lo será más en el futuro, un descenso de la población no es preocupante. Lo preocupante es que no se sepa gestionar la nueva situación. ¿Por qué no se empieza a cobrar Seguridad Social a los robots que nos sustituyen en el mercado laboral?...

 María Rey
 Economista
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miércoles, 16 de septiembre de 2020

Los trabajadores de la economía sumergida



Trabajadoras del hogar, cuidadores, manteros, temporeros, albañiles, manitas a domicilio o empleados de hostelería son algunos de los perfiles que encontramos en la economía sumergida, donde predominan mujeres jóvenes e inmigrantes sin papeles. Pero la economía sumergida sale de estos perfiles y toca a todo el mundo. Por ejemplo, un contrato a tiempo parcial en el que el trabajador trabaja más horas que las estipuladas es economía sumergida.

Mal van las cosas por la economía sumergida. Se estima que el covid-19 ha dejado sin ingresos al 73% de los trabajadores de la economía sumergida. Las personas que buscaban al chapuzas del barrio para pintar la habitación de los niños, dejan el cuarto sin pintar. Los que le daban un trabajo por horas que nunca conocía la Seguridad Social a la joven que limpiaba casas, han dejado de darle ese trabajo. Están sobrados de tiempo para limpiar ellos la casa por el ERTE del padre de familia. Los que pagaban a un señor para cortar el césped del jardín de la segunda residencia, han dejado crecer la hierba porque prefieren ahorrar ese dinero. Después de todo, la selva también es bonita.

Hay muchos casos de pobreza extrema en este país nuestro. Hay personas que viven con menos de 370 euros al mes. Son los buscavidas, los que no le importan a los medios de comunicación e importan menos a los políticos, son los que han quedado sin el salario mínimo vital porque están tan fuera del sistema que han caído en el olvido interesado por parte de las autoridades económicas y políticas.

Se estima que en España la economía sumergida se aproxima al 25%. Estamos hablando de una economía sumergida de 80.000 millones de euros, de entre dos y tres millones de empleos. Por eso economistas como Santiago Niño Becerra insisten en atrapar el dinero negro como medida para salir de la crisis económica. Ojalá que hablarán también de medidas para sacar a los excluidos sociales de su exclusión social y económica.


María Rey
Economista



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domingo, 13 de septiembre de 2020

Lo que nos cuestan en PIB los empleados públicos

La evolución del gasto en personal de las Administraciones Públicas en general y, especialmente, de las Comunidades Autónomas, recuerda a su evolución en los años de la crisis económica del año 2008. Entonces no fue hasta el 2010 cuando empezaron apretarse el cinturón los gobiernos autonómicos.

En estos últimos años vemos a todos los gobiernos regionales con la mano muy abierta en lo que a gasto de personal se refiere, sobre todo en Cataluña y en Andalucía. Ya en el año 2018 se alcanzaba la cifra récord de 77.395 millones de euros, según las cuentas certificadas por la Intervención General del Estado. Esta cifra quedó superada el pasado año 2019 gracias al incremento del 2,5% del sueldo de los empleados públicos. Un incremento que ha hecho ganar poder adquisitivo a los funcionarios. La inflación interanual andaba entre el 1% y el 1,3%.

Si miramos al sector privado, vemos un incremento en gasto de personal del 2,7% frente al 4,4% del incremento de gasto de personal en el sector público en el año 2018. Esto es preocupante en un contexto de caída del PIB, debilitamiento del consumo y el ahorro en mínimos históricos.

Los españoles de a pie, que no tenemos la gran suerte de ser empleados públicos, tenemos que trabajar mucho para pagar los gastos de personal público. El gasto de personal de las autonomías se lleva el 6% de la riqueza del país. Mayores son los bocados que se lleva de los PIB regionales:
-Extremadura: el 12% del PIB regional.
-Castilla-La Mancha: 8,7%
-Andalucía: 8,55%
-Murcia: 8,29%
-Cantabria y Asturias: 8,06%

También es superior a la media nacional lo que se lleva el gasto de personal en Galicia, Castilla y León, Canarias, País Vasco, Navarra, La Rioja, Aragón y la Comunidad Valenciana, según los datos recogidos y certificados por la Intervención General del Estado.

Es cierto que las Comunidades Autónomas tienen, en su mayoría, transferida la Sanidad y la Educación. Pagan, pues, a los profesores y a los sanitarios en general. Estos son gastos difíciles de reducir. Pero, si miramos, la cantidad de fundaciones, empresas públicas y entes bastante prescindibles que han creado todos los gobiernos autonómicos, encontramos enseguida donde meter la tijera de los recortes.

En Sanidad y en Educación también habría que pensar en una mejora de la gestión. Hay que primar la eficiencia sin olvidarnos de la equidad.
María Rey
Economista
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viernes, 11 de septiembre de 2020

El creciente gasto en personal de las CCAA

Las Comunidades Autónomas tienen la mano muy abierta a la hora de gastar en personal. Es la conclusión a la que se llega mirando los datos que nos proporciona la Contabilidad Nacional. Así vemos como las CCAA que tienen transferida la Sanidad y la Educación elevan sus gastos de personal en el año 2019 hasta el 61% del gasto total del Sector Público, es decir, hasta los 81.773 millones de euros. El pasado año 2019 las autonomías utilizaban el 43% de sus presupuestos a pagar a su personal. Esto viene siendo el 44% de sus ingresos por impuestos y transferencias del Estado. El presente año 2020 el gasto de personal de las autonomías seguía su tendencia creciente. Hasta febrero llevaban gastados 12.285 millones de euros, casi 600 millones más que en el mes de febrero del 2018. Este incremento se explica por la subida salarial de los empleados públicos por encima del 2% por el incremento del número de trabajadores públicos.

Si tenemos en cuenta que los ingresos y los gastos todavía no estaban afectados por el coronavirus, la situación es más preocupante. Los ingresos previrus crecían el 1,6%. Los gastos crecían el 3,3%.

No pensemos que las Comunidades Autónomas son más o menos ahorradoras en función del partido que ostenta su gobierno. Todos los políticos autonómicos son derrochones, sean del color que sean. Fíjemos en los datos del año 2019:

-Castilla La Mancha: necesitó para pagar nóminas un 51,2% (3.843 millones, unos 173 millones más que el año anterior) de su presupuesto de gasto total (7.504 millones) a pagar nóminas. En términos de ingresos, esta cifra representa el 55% y es el 111% superior a la recaudación impositiva (1.820 millones) que registró en ese año (tanto de impuestos propios como por su participación estatal).

-Andalucía: gastó 14.379 millones en pagar a sus funcionarios frente 13.803 millones del año anterior (unos 600 millones más). Lo que significa que esta comunidad se gastó en pagar nóminas públicas el 50,6% de su presupuesto (28.413 millones), que representa el 62,1% de sus ingresos totales (27.967 millones). El incremento del gasto de personal porcentual fue del 4,2%, superior al alza de los gastos totales de esta Administración autonómica (3,2%) y de los ingresos (3,5%). Esta comunidad se gasta en pagar a sus empleados públicos casi el doble de sus ingresos impositivos (7.804 millones). Y, en lo que va de 2020, las cifras han empeorado notablemente. Hasta febrero su gasto de personal ha crecido un 7,6% (2020 millones frente a los 1.878 de hace un año).

-Extremadura: empleó el 50,5% de su presupuesto a abonar sueldos públicos. Esos 2.388 millones empleados en 2019 representan el 53,4% de sus ingresos y es casi el triple de la recaudación impositiva obtenida (884 millones).

-Murcia: dedicó a sueldos (2.782 millones) el 49,1% de su presupuesto de gastos y el 54,5% de sus ingresos totales.

-Aragón se gasto en nóminas el 48,8% de su presupuesto total así como el 52,5% de sus ingresos.

-País Vasco: gastó en personal el 48,6% de su presupuesto y el 47,2% de sus ingresos.

-Castilla y León: utilizó el 47,3% de su gasto y el 49,5 de sus recursos totales.

-Asturias:  gastó en nóminas el 47,1% de su presupuesto y el 49,2% de sus ingresos.

-Baleares: el 35,6% de su presupuesto.

-Navarra: el 34,2%  de su presupuesto.

Incluso en las Comunidades Autónomas donde el gasto en nóminas es menor (Baleares y Navarra), vemos como su masa salarial supera el tercio del gasto total. Otra apreciación a tener en cuenta es la dependencia que tienen las Comunidades Autónomas de las subvenciones estatales. Por ejemplo, en Murcia, si comparamos la cifra destinada a sueldos con sus ingresos tributarios, vemos que empleó el doble de la recaudación obtenida.

Unas Comunidades Autónomas que disparan con pólvora del Rey tienen que ser derrochonas. Esto cambiaría si tuvieran que ceñir sus gastos a sus ingresos tributarios. Habría que pensar, pues, en darle a las Comunidades Autónomas un impuesto para que se financieran. Por ejemplo, el IVA. Así sentirían presión ciudadana a la hora de gestionarse. Así sabríamos los ciudadanos lo que nos cobran las Comunidades Autónomas vía tributos, igual que sabemos lo que nos cobran los ayuntamientos vía tributos propios.

María Rey
Economista
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lunes, 7 de septiembre de 2020

Lo que nos cuestan los políticos y los funcionarios

En España se gasta mucho dinero en pagar nóminas públicas.  No es para menos teniendo en plantilla a 3,2 millones de empleados públicos y cargos políticos. El 26% del gasto total va para pagar nóminas. Sería un 28% de los ingresos, es decir, 134.000 millones de euros en el año 2019 y se prevé un gasto en nóminas públicas superior a los 140.000 millones de euros en el año 2020.

Son porcentajes de gasto superiores a los de los 37 países de la OCDE. Ninguno de estos países supera en nóminas el 22% de su gasto presupuestario. España es, pues, el cuarto país de la Unión Europea en gasto en nóminas públicas. Y es el octavo país del mundo en este gasto improductivo.

Para que haya un Plan de Reconstrucción Nacional eficiente habría que pensar en un ahorro y redistribución de recursos en las Comunidades Autónomas. El ahorro empezaría por reducir de manera considerable el gasto estructural e improductivo de la mayoría de las nóminas públicas. Podríamos empezar a mirar cómo eliminar los 20.000 entes de las Administraciones Públicas, unos organismos satélites que sólo sirven para dar trabajo a los políticos y a sus amigos.
 
 Antes de entrar a analizar el gasto abultado de las CCAA en personal, quiero recordar las advertencias de Bruselas en este sentido. Hay que reducir costes en el sector público y, sólo se pueden reducir, metiendo la tijera sin piedad a la plantilla de altos cargos, asesores florero y funcionarios prescindibles.

 Durante los meses de confinamiento, nos hemos dado cuenta de la necesidad de reformar el sector público, un sector que representa el 17% del PIB. Un sector que gasta el 42% de la producción anual cada año. Un sector que ingresa el 39% en datos anteriores al coronavirus. Pero ¿dónde estaba el sector público durante el duro confinamiento que sufrió la población española?...

 Desde luego, el sector público no estaba sufriendo la crisis económica durante el confinamiento. El sector privado tuvo que hacer frente a más de 450.000 ERTES. En el sector público no hubo ni un solo ERTE. Nos dijeron que lo funcionarios de ventanilla y todos los funcionarios y trabajadores públicos que no pertenecían a la Sanidad y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado estaban en sus casas teletrabajando.  ¿Teletrabajaron?... ¿Quién controló esos teletrabajos?...

 Las Administraciones Públicas reabrieron sus puertas a partir del 25 de mayo paulatinamente. Los ciudadanos sólo podían solicitar online una prestación de paro, una pensión de viudedaz, una pensión de jubilación,... Las complicadas declaraciones del IRPF se hacían online y sin ayuda presencial. Esto en un país donde sólo el 60% de la población tiene Internet en casa. La brecha digital no preocupó a nuestros políticos.

 En cambio, el sector privado tuvo que abrir antes. El temor a una quiebra de negocios y de la Economía en general hizo levantar persinas en muchas pymes. El riesgo económico daba más miedo que el riesgo sanitario, una vez que la curva del coronavirus se fue achatando y cayendo en bajada. Regresaba el sector privado a la actividad con un millón de trabajadores menos, con 600.000 parados más, con 3,4 millones de asalariados en un ERTE (el 20% de la población ocupada).

 Contemplemos en este contexto de crisis económica el abultado gasto en personal, sobre todo de las Comunidades Autónomas. En 20 años se ha duplicado el gasto público en personal. En 25 años se ha incrementado en un 167%, lo que supone casi 85.000 millones de euros. En las CCAA se ha incrementado el gasto en personal un 27% desde la crisis del año 2007.

 Lamentablemente, la clase política de este país no piensa en una reducción de sus sueldos y salarios y mucho menos piensa en un recorte en el personal funcionario y laboral al servicio de las distintas Administraciones Públicas. Piensan nuestros políticos en aumentar los impuestos. Un aumento de impuestos y un gasto público improductivo galopante tendrá como consecuencia más paro en el sector privado. Vamos, pues, caminando a marchas agigantadas hacia una recesión mayor a la del año 2012.


 María Rey
 Economista
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domingo, 6 de septiembre de 2020

Recuperación económica en España en forma de U

 
Habla el Banco Central Europeo de una recuperación económica incierta en España y no le falta razón. Si miramos las cifras del paro y de las cotizaciones a la Seguridad Social, se nos va el sueño y se nos marchan los sueños.

Vemos como en el mes de agosto de 2020 el aumento de desempleados respecto al mes de agosto de 2019 es de 737.000 personas. Hemos pasado de 3,06 millones de desempleados y desempleadas a 3,8 millones. El incremento del paro interanual ha sido, pues, del 24%.

Este incremento del paro tiene también su reflejo en las cotizaciones a la Seguridad Social. El número de cotizantes ha caído en un 2,7%.  Son 527.900 cotizantes menos.

En estos meses de vuelta a la normalidad extraña sólo se ha podido recuperar el 20,6% del empleo perdido durante el confinamiento. Se han recuperado casi 195.000 empleos. Se perdieron en apenas cincuenta días un millón de empleos. Las personas que se encontraban en un ERTE ascendían a 3,38 millones de personas.

Mirando estas cifras no podemos decir que esté habiendo una recuperación en forma de V. Más bien se está formando una U preocupante. Y estamos en el tramo de abajo de la U: se espera un incremento del desempleo en septiembre y una reducción del número de cotizantes a la Seguridad Social. A esto sumemos el riesgo de impagos de préstamos. ¿Cómo van a pagar sus préstamos las personas físicas y jurídicas a las que les han caído a plomo sus ingresos?... Aumentará el riesgo para la estabilidad financiera.

El Banco Central Europeo es pesimista. Yo casi lo soy también. Este país nuestro no va por buen camino. La buena noticia es para la clase política de este país: los políticos y los empleados públicos no están afectados ni por el desempleo ni por los ERTES. Tomemos nota. Que tomen nota los jóvenes que buscan una salida laboral. Hay que ser funcionario o ser político para vivir bien.

María Rey
Economista
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viernes, 4 de septiembre de 2020

Fusión de Bankia y Caixa Bank: lo que quería la Unión Europea

De tanto ir el cántaro a la fuente llegó el día en que se rompió. También está llegando el día, o ya ha llegado, en el que se fusionen Bankia y Caixa Bank. La fusión que no fue posible el año 2012, será posible el año 2020, tras la crisis del coronavirus.

Es precisamente esta crisis del coronavirus la que propicia la fusión. Se fusionan ambas entidades financieras para no debilitarse. No pintan buenos tiempos para la Banca con un mercado de baja rentabilidad y tipos de interés negativos. La fusión implica una reducción de costes vía cierre de oficinas y prejubilaciones de empleados que ya querría el resto de la clase trabajadora.

Otro problema a tener en cuenta por la Banca es el incremento de la morosidad. Es lo que pasará tras el covid-19, sobre todo cuando los trabajadores afectados por los ERTES vayan convirtiéndose en parados de las oficinas de empleo.

La fusión de la tercera y la cuarta entidades financieras de esta España nuestra es una operación muy deseada por la Unión Europea. Cuanta menos competencia mejor para los dirigentes de Europa. No pueden decir lo mismo los ciudadanos de a pie. El oligopolio que siempre fue la Banca se está convirtiendo a pasos agigantados en un monopolio frente al cual los clientes son precio aceptantes y esclavos.

También es la fusión de la antigua Caja Madrid y la vieja La Caixa una operación deseada por el Gobierno socialista de Pedro Sánchez. Esperan recuperar algo de los 24.000 millones del rescate a Bankia. Un nuevo banco que tendrá 650.000 millones de euros en activos, seguro que devuelve algún euro al Gobierno generoso con los capitalistas de la Banca.

Será el Gobierno de Unidas Podemos el que se queje y lamente no poder hacer realidad el sueño de Pablo Iglesias de crear una banca pública en este país nuestro. Pero no se quejará mucho porque se fusiona una entidad financiera de Madrid y una entidad financiera de la díscola Cataluña. Es como una boda entre la hija de un vecino rico y el hijo de otro vecino millonario cuyos padres no se llevaban bien. Después dela boda habrá paz en el pueblo. Tal vez también después de la fusión de Bankia y Caixa Bank haya tranquilidad en España. Tal vez el sueño del independentismo se encauce hacia el sueño de la dominación económica del resto de España desde Cataluña.

María Rey
Economista
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