domingo, 11 de septiembre de 2022

Cómo conseguir una hipoteca online desde casa

No todas las cuentas online son sin comisiones. La de Globalcaja empieza a pasar comisiones tras un año sin cobrarnos nada. Yo ya la cancelé. Hay bancos con cuentas online cero comisiones.

Globalcaja cobra hasta por respirar. Es una caja rural del Grupo Caja Rural que nos ofrece sacar dinero a débito sin comisiones. Tiene más de 8300 cajeros.

No están presentes en toda España. Ves muchas sucursales suyas en Alicante. También los encuentras en localidades de Castilla-La Mancha y Murcia.

Mi marido también dejó de ser de Globalcaja. Canceló su cuenta cuando vio que tenía más comisiones que en otros bancos. Supongo que cobran tanta comisión para financiar su colaboración con fines asistenciales, culturales y deportivos. Ser tan generosos cuesta dinero.

Cuenta en marcha, Plan tú eliges, Programa Joven in son tipos de cuentas que dejan bastante que desear. La Cuenta en marcha es para niños y niñas. Hasta los 14 años pueden tener esta cuenta. Después de esa edad, los críos son potenciales esclavos de la banca. Como todos.

Globalcaja te pone muy fácil conseguir una hipoteca. Sólo tienes que tener nómina y avalistas. El proceso lo haces desde tú casa con un dispositivo conectado a Internet. Así de fácil.

No os recomiendo Globalcaja por sus comisiones. Tampoco me convencen mucho como caja rural. Insisten mucho en esta característica suya. Deberían decir que les están saliendo muy caros.

Cuando piensan en ti es a la hora de vender sus productos en la web. Por ejemplo, los préstamos son "para hacer realidad tus sueños". Mejor hacer menos realidad esos sueños y vivir sin deudas.

Globalcaja también se ha abierto hueco en Murcia. Crece hacia el sur. Sale a la búsqueda del terrateniente que cobra comisiones de la Unión Europea vía banco. Paga rápido.

Su mayor desventaja son las comisiones que cobra por una cuenta online con menos prestaciones que las cuentas online de las entidades financieras de la competencia. Nadie da duros a dos pesetas.
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Una vez que compras casa
con la hipoteca online
que Globalcaja tiene
para quien quiere arriesgar,
toca suscribirte a esas
series que te hacen soñar.
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lunes, 5 de septiembre de 2022

Los precios máximos de la Vicepresidenta Yolanda Díaz y la escasez de alimentos

 
La inflación sigue subiendo y el próximo año 2023 hay elecciones municipales. Con las encuestas en contra, los miembros del Gobierno del señor Sánchez se pone a pensar en soluciones.

Es la Vicepresidenta Yolanda Díaz la que saca la primera solución de la chistera: poner precios máximos a los precios de los productos de primera necesidad. Pensemos en pan, leche, aceite, fruta... En total serían entre veinte y treinta alimentos.

La señora Díaz ve factible llegar a un acuerdo con las cinco grandes distribuidoras que hay en el país. Hablando se entiende la gente y negociando se entenderán los podemitas del Gobierno con los capitalistas que se están enriqueciendo.

El acuerdo me parece posible. Los capitalistas son como las ratas: se adaptan al medio. Lo único que buscan es su supervivencia. Por eso lo más probable es que bajen los precios de los alimentos frescos, reduciendo la oferta y buscando clientela en países con mayores precios.

Lo diré de forma más coloquial para que se me entienda: tendremos la fruta más barata en unos supermercados con las cajas vacías en los expositores de las secciones de frutería. Los distribuidores enviarán las naranjas que aquí pagamos menos a países europeos donde se las paguen más.

 En Economía dos y dos no son siempre cuatro. Suele haber muchas variables en juego que nos acaban llevando a un resultado que no deseamos, sobre todo, si no hemos establecido las hipótesis correctas.

Mi primer consejo a la señora Díaz es que antes de actuar tenga en cuenta los costes de toda la cadena de producción, desde el agricultor hasta los puntos de venta. Se trata de evitar que la limitación de precio acabe repercutiendo en el productor de tomates, es decir, en el más débil de la cadena.

El segundo consejo que le doy a la Vicepresidenta de Unidas Podemos es que tenga en cuenta que el mercado es global. Una fuga de alimentos hacia la exportación, buscando mejores precios, puede llevarnos a una situación de precios módicos con cantidades insuficientes en los puntos de venta. No queremos supermercados con los lineales vacíos, ni gente peleándose ante la única caja de manzanas que ha llegado en el camión de reparto.

Llevo mucho tiempo denunciando la situación inflacionista que afecta a las personas más humildes, a las clases trabajadoras, a mí, a ti, a tus vecinas y vecinos, a la abuela que cobra una pensión de viuda, a tu tía que no tiene trabajo, a tus padres ancianos, a tus primos con trabajos temporales, a tu mejor amiga que busca su primer empleo sin encontrarlo.

Somos mujeres y hombres que vivimos en nuestras economías domésticas la crisis económica. Somos personas que estaríamos encantadas con una bajada de precios en la fruta, el pan, la carne, los huevos, la leche,...

Pero queremos que se hagan las cosas bien. Por eso, les pido al Gobierno de España y a la señora Díaz no pasar de Guatemala a Guatepeor. Precios limitados en productos básicos sí, pero los lineales tienen que estar llenos. El oligopolio de las distribuidoras no puede dejarnos las estanterías vacías. Evitemos una huida hacia Europa de camiones llenos de productos básicos con precios topados en España.
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María Rey
Economista


jueves, 1 de septiembre de 2022

Médicos y personal sanitario que hunden la Sanidad Pública


 
Hoy, martes 16 de agosto de 2022, presenté mi tercera queja ante el Defensor del Paciente del CHUAC. Esta vez  por el pésimo trato que está recibiendo mi padre en Hospital de Oza de A Coruña por parte del personal sanitario de enfermería y ATS.

No haces nada me dicen muchos. El personal sanitario, desde el médico hasta el último ATS, se tapa. Lo sé y sé que es políticamente incorrecto enfrentarse a ellos, decirles que están hundiendo la Sanidad Pública con cada pañal sucio que se niegan a cambiar, con cada "no" que dan al paciente que toca el timbre pidiendo ser llevado al servicio, con cada paciente atado a una silla de ruedas como un animal de circo, con cada mala contestación, con cada movimiento brusco en pacientes encamados, con cada comida que dejan lejos del alcance del paciente, con cada aseo a golpes... El personal médico está hundiendo el sistema sanitario público convirtiendo el servicio de urgencias del CHUAC en un reparto apurado de informes de alta con excusas irreales, en vez de diagnósticos reales.

Mi pesadilla empezó el pasado 16 de julio. Llegué con mi padre a las Urgencias del CHUAC  con 38,5 ºC de fiebre. Le dan el alta hospitalaria con 39 ºC. Mi padre es diagnósticado de Covid.

El segundo ingreso de mi padre en Urgencias del CHUAC se produce el mismo día 16 de julio.  La fiebre no remitía, los dolores eran inaguantables. Vuelven a darlo de alta. El diagnóstico sigue siendo Covid.

El tercer ingreso en Urgencias del CHUAC  tiene lugar el día 20 de julio con los mismos síntomas. La lucha contra la fiebre ha sido desesperada. Noches sin dormir. Tomas de temperatura constantes. Un hombre de 78 años roto de dolor en una vivienda en la que solo estoy yo, su hija, haciendo experimentos con paracetamol, en una lucha sin cuartel contra la fiebre.


La misma doctora que lo había visto el día 16 lo diagnóstica de Covid, artaglia mano izquierda, sinovitis y lo da de alta. Le manifiesto mi preocupación por esa mano hinchada. ¿Será un problema cardíaco? ¿Le estará dando un ataque? La doctora contesta airada que mi padre no va a morir ese día y que no tiene ninguna angina.

Al día siguiente, el día 21 de julio, mi padre está mucho peor. ¿Y yo? ¿Cómo estoy yo? A nadie le importa. Nadie me ha preguntado si vive más gente en casa, nadie se ha preocupado por mi salud, a nadie le ha importado que yo me pueda contagiar de Covid cuidando a mi padre.

Ese día 21, al límite de mis fuerzas, escribo en un papel los síntomas de mi padre y voy a la consulta de la médica de cabecera. Me dice que le preocupa que mi padre lleve varios días sin orinar. Por eso llama una ambulancia para que lo vuelva a llevar a Urgencias del Chuac.

En este cuarto ingreso en Urgencias a mi padre le descubren, en una prueba que le hacen en la planta de Neurología, un ictus. Mi padre había sufrido un ictus hacía días. No se le había puesto tratamiento. Quedarían secuelas. La doctora de Neurología decide ingresarlo unos días...

Entonces supe que tenía que contarlo. No por mi padre ni por mí, sino por los demás. Por cada paciente ingresado en Urgencias que es tratado como trataron a mi padre. Por cada hija, hijo, esposa, esposo, padre, madre que va para su domicilio con su familiar mal diagnósticado en ese afán del médico/a de turno de ser la voz de su amo, la voz del político que está ordenando desde su poltrona que se nos trate peor que a los animales del matadero.

Tengo que contar lo que vi en las Urgencias del Chuac. Tengo que decir que, enfundada en una bata de plástico verde, sentada al lado de mi padre, asistí horrorizada al reparto de altas a pacientes casi moribundos. Tengo que decir que mi padre fue arrastrado fuera de Urgencias hasta un taxi Covid que lo llevaba de vuelta a casa. Tengo que confesar mi desesperación de aquellos días de noches sin fin y horas infinitas.

Lo tengo que decir por las mujeres que no pueden decirlo, que no se atreven, por esos familiares que han luchado contra la fiebre del covid abandonados por médicos indignos, por los pacientes que han sufrido una negligencia médica tapada con el "todo es covid".

Supe que tenía que contarlo para defender la Sanidad Pública como ciudadana de este país, como economista de profesión, como voluntaria de la Asociación española por la Igualdad de género "Genus Aequalitatem".
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​María Rey
Economista


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