viernes, 24 de diciembre de 2021

España es un país de trabajadores pobres

Una economía que tiene una baja productividad no tiene un gran futuro. Es lo que vemos analizando las macrocifras de la economía española. En cuanto a la productividad, los datos siguen siendo negativos, con un descenso del -2,6% en el tercer trimestre por puesto de trabajo de tiempo completo.

España creció en los nueve primeros meses del año un 3,1%, dato que hace imposible cumplir con las previsiones oficiales del Gobierno. Tampoco nadie esperaba ese cumplimiento. Los Gobiernos tienen que ser optimistas y lo son. Se trata de crear expectativas positivas.

Menos optimistas son otros organismos. Por eso las estimaciones de otros organismos que prevén un avance del PIB en 2021 del 4,5 o 4,6% este año pueden ser posible, incluso teniendo en cuenta que en esta recta final del año la economía se estaría enfriando, en especial, ante la irrupción de ómicron, la variante del covid-19 responsable de la sexta ola.

Los problemas de la economía española siguen siendo los de siempre:
1-Una estructura de PIB basada en el bajo valor y
2-Un modelo productivo intensivo en un factor trabajo que no necesita excesiva cualificación. Por eso el crecimiento de los salarios reales es irrisorio desde hace años.

Mientras nada se haga por resolver estos problemas, nuestro país será un país de salarios bajos, es decir, España es un país de trabajadores pobres.

María Rey
Economista



lunes, 13 de diciembre de 2021

Los esclavos económicos de los metaversos

Los esclavos económicos de los metaversos somos las personas que colgamos fotos, vídeos y textos en Facebook, Instagram, WhatsApp, TikTok, Twitter. Las grandes multinacionales pueden conocer muchas facetas de la vida de los ciudadanas y ciudadanos gracias a los contenidos que consumen y comparten. A partir de ahí desarrollarán sus campañas de marketing para vendernos productos de todo tipo.

Hablar de metaverso suena a puro ridículo. Nos pondrán unas gafas para ver una realidad que no existe en la proximidad. Nos enfundarán unos guantes para que tengamos la sensación de tocar cosas y superficies. Seguro que se les ocurre inventar algo para que lleguen a nuestra nariz los olores. Nos volverán locos. Conmigo que no cuenten. Espero que este mundo mágico no les funcione. Sería demasiado duro regresar a la esclavitud en el siglo XXI.

Por eso me niego a poner en mi muñeca una pulsera inteligente o un reloj tan inteligente que va contando mis pulsaciones. No quiero saber nada. Que me dejen en paz. Me voy a dedicar a la vida lenta, slow, o como se diga.

Menos mal que tenemos a la Unión Europea para protegernos por estos lares. El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) hará que estas empresas cumplan con la legislación europea en materia de protección de datos de sus usuarios. Bloquearán a los metaversos que no quieran cumplir la legislación europea.

No creo que sea para tanto. Estamos soñando. Están haciéndonos soñar con la realidad irreal.  Los Gobiernos del mundo mundial evitarán que las grandes corporaciones digitales acaben convirtiendo sus metaversos en sus propios países, con sus propias monedas.

María Rey
Economista
http://newyorkchic1.blogspot.com/2021/12/sarah-jessica-parker-quiere-envejecer.html


sábado, 4 de diciembre de 2021

El efecto invernadero y el precio del diésel

La supresión del gasóleo profesional está a la vuelta de la esquina.  La Comisión Europea está trabajando en una directiva, conocida como 5th for 55, que prevé subidas al gasóleo y el gas, además de acabar con las exenciones al gasóleo profesional y a los transportes aéreo y marítimo. Europa no sabe lo que hace. Parece que quiere hacernos todavía más pobres a los pobres.

Aprovechando la situación, el Gobierno quiere lanzarse a equiparar  la fiscalidad del diésel y la gasolina. No hará falta elegir. Tendremos dos productos al mismo precio. Tanto da que compres un coche con motor de gasolina como que compres un coche con motor diésel.

Estas dos actuaciones van a suponer un encarecimiento medio de 15 céntimos por litro en el precio del combustible que usa el sector. Ese incremento del precio de los combustibles repercutirá en el precio de los alimentos y demás productos.  Es el coste de reducir el uso de combustibles fósiles. El efecto invernadero manda. No importa que el efecto no invernadero suponga un efecto hambre. Contaminaremos menos con nuestros vehículos y comeremos más caro.

María Rey
Economista


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