domingo, 13 de septiembre de 2020

Lo que nos cuestan en PIB los empleados públicos

La evolución del gasto en personal de las Administraciones Públicas en general y, especialmente, de las Comunidades Autónomas, recuerda a su evolución en los años de la crisis económica del año 2008. Entonces no fue hasta el 2010 cuando empezaron apretarse el cinturón los gobiernos autonómicos.

En estos últimos años vemos a todos los gobiernos regionales con la mano muy abierta en lo que a gasto de personal se refiere, sobre todo en Cataluña y en Andalucía. Ya en el año 2018 se alcanzaba la cifra récord de 77.395 millones de euros, según las cuentas certificadas por la Intervención General del Estado. Esta cifra quedó superada el pasado año 2019 gracias al incremento del 2,5% del sueldo de los empleados públicos. Un incremento que ha hecho ganar poder adquisitivo a los funcionarios. La inflación interanual andaba entre el 1% y el 1,3%.

Si miramos al sector privado, vemos un incremento en gasto de personal del 2,7% frente al 4,4% del incremento de gasto de personal en el sector público en el año 2018. Esto es preocupante en un contexto de caída del PIB, debilitamiento del consumo y el ahorro en mínimos históricos.

Los españoles de a pie, que no tenemos la gran suerte de ser empleados públicos, tenemos que trabajar mucho para pagar los gastos de personal público. El gasto de personal de las autonomías se lleva el 6% de la riqueza del país. Mayores son los bocados que se lleva de los PIB regionales:
-Extremadura: el 12% del PIB regional.
-Castilla-La Mancha: 8,7%
-Andalucía: 8,55%
-Murcia: 8,29%
-Cantabria y Asturias: 8,06%

También es superior a la media nacional lo que se lleva el gasto de personal en Galicia, Castilla y León, Canarias, País Vasco, Navarra, La Rioja, Aragón y la Comunidad Valenciana, según los datos recogidos y certificados por la Intervención General del Estado.

Es cierto que las Comunidades Autónomas tienen, en su mayoría, transferida la Sanidad y la Educación. Pagan, pues, a los profesores y a los sanitarios en general. Estos son gastos difíciles de reducir. Pero, si miramos, la cantidad de fundaciones, empresas públicas y entes bastante prescindibles que han creado todos los gobiernos autonómicos, encontramos enseguida donde meter la tijera de los recortes.

En Sanidad y en Educación también habría que pensar en una mejora de la gestión. Hay que primar la eficiencia sin olvidarnos de la equidad.
María Rey
Economista
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