Se vistió doña Letizia
de nuera feliz y azul
con todo el terciopelo
que de su armario salió.
Era un vestido serio
para una ocasión
en la que el suegro cumplía
sus años como Borbón
alejado del ejército
y de todo lo anterior.
Para acompañar la tela
que a los pies le llegó
recogió todo su pelo
en un moño sin dolor
por los cabellos tirantes
que su peine le peinó.
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