La cárcel envejece al hombre
que enamoró un día
a la Infanta Cristina
cuando aún no era
tan famoso y visto.
Metía don Iñaki
goles en porterías
con sus manos certeras
y erró en su destino.
Una boda Real
le trajo su ruina:
cinco años de cárcel
entre presas y misas.
En sus silencios largos
ve pasar largos días
contando los minutos
que alarga su presidio.
La cárcel le envejece
el cabello con canas.
le pone más arrugas,
apaga su mirada.
Nada queda del hombre
que enamoró una Infanta.
Sólo está el cuñado
del Rey encarcelado.
--------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario