viernes, 8 de diciembre de 2023

El Parlamento europeo legisla el fin en Europa de la cultura de usar y tirar

Parece que estamos viviendo el fin de la era del usar y tirar. El medio ambiente está tan dañado que nuestros políticos del Parlamento europeo se han puesto a solucionar el problema de la contaminación directiva a directiva.

Están decididos a reducir la gran cantidad de lavadoras desechadas, coches inservibles, móviles desfasados, ropa pasada de moda que se deja de usar y un largo etecétera que desborda vertederos y plantas de reciclaje.

Para ello sus señorías intentarán poner freno:
  • -Al consumismo desaforado. La gente tendrá que cambiar el chip y pasar de consumir más a consumir menos, optando por productos de mayor calidad y, en consecuencia, mayor precio.
  • -A la obsolescencia programada. Los empresarios/as deberán dejar de producir aquellos artículos programados para que terminen sus vidas útiles en breve espacio de tiempo.

Por eso parlamentarios de todos los países y de todos los colores políticos han llegado a un acuerdo en el Parlamento Europeo que obliga a los fabricantes a ofrecernos productos y servicios que sean más sostenibles. Es decir, los fabricantes tienen que cumplir los siguientes requisitos:
  • -Utilizar menos recursos en sus procesos de fabricación
  • -Serán productos que se puedan reutilizar.
  • -Se podrán reciclar.

 En esta línea de minimización del impacto de la industria en el medio ambiente se entienden medidas como, por ejemplo, la prohibición grandes empresas del sector téxtil desechar prendas no vendidas y calzado.

 La cultura del usar y tirar se había impuesto en todos los países de la Unión Europea. Los europeos estamos gastando unos 12.000 millones de euros al año en comprar productos nuevos en vez de reparar los estropeados. Pero no lo hacemos tanto por el tirar por tirar sino porque no compensa arreglar una lavadora, una nevera, un televisor, el micoondas, etc. Por un poco más de dinero vas a una tienda de electrodomésticos y traes el electrodoméstico nuevo.

Por tanto, será necesario que nos ofrezcan productos y servicios de mayor calidad. Seguramente esta mayor calidad irá aparejada a un mayor precio. Solo así se logrará que las personas que tiran los productos dañados los lleven a reparar.

El tiempo dirá si las medidas adoptadas en Estrasburgo dan su fruto. Esperemos que sí. Pero esperemos también que no supongan un encarecimiento de los productos en una época de inflación desatada.


Economista

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