Iba letizia vestida
de Señora Visitante
todavía enamorada
del marido afortunado.
Una chaqueta muy blanca,
una falda negra y blanca,
los zapatos con tacones
iguales a los andamios.
En la mano un bolsito
de abuela enlutada
completaba un look sobrio
digno de una bien casada.
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