jueves, 13 de agosto de 2020

El poder adquisitivo previo al covid-19


El poder adquisitivo seguía una tendencia a la baja cuando el covid-19 se hizo presente. Así vemos como el sueldo medio bruto en 2018 era de 2039 euros mensuales, un 0,9% superior al salario medio bruto del año 2017. Pero la inflación media en 2019 es de 1,7%. Lo que quiere decir que la mayoría de los españoles vuelve a perder poder adquisitivo. La mayor subida del salario medio bruto en tres años de los salarios se ve comida por la infación.

No sorprende el dato. Si miramos diez años para atrás, nos encontramos con una pérdida de poder adquisitivo en la útima década del 7,1%. Son datos de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral publicados por el INE.

Sigamos analizando los datos. Los trabajadores han perdido el 15,5 euros de poder adquisitivo cada mes del año 2.018. El salario medio debiera haber sido, pues, de 2054,5 euros. ¿Y cuántos euros han perdido los trabajadores y trabajadoras de este país durante la década 2008-2018? Han perdido 146 euros al mes. A esta cifra llegamos comparando los datos de cierre de 2008 con los de 2018 y curzándolos con la inflación. Es decir, con una inflación acumulada de 12,6%, el salario medio a fin del ejercicio 2018 tendría que ser de 2185 euros brutos mensuales.

La pérdida de poder adquisitivo esconde una mayor injusticia desde mi particular punto de vista. Estoy hablando de lo que algunos economistas llaman efecto deriva salarial y yo denomino efecto trabajador pobre. Me explico: la pérdida de poder adquisitivo no es igual para todos los trabajadores. Veámoslo.

El coste laboral de las empresas finalizó el años 2018 en 2692,5 euros por trabajador y mes. En ese coste salarial se incluyen slarios y cotizaciones más otros costes. Esta cifra supone un crecimiento del coste laboboral de un 0,9% respecto a 2017.

Los salarios según convenio registran en diciembre un incremento del 2,1%. Dato del Ministerio de Trabajo.

La diferencia entre coste laboral de las empresas y salarios según convenio pone en evidencia el efecto deriva salarial que os indicaba. Es decir, el efecto trabajador pobre. Los convenios no cubren a todos los trabajadores y no han evolucionado salarialmente de igual forma en todos los sectores. El crecimiento económico de los últimos años se ha sustentado en una presión a la baja de los salarios de los trabajadores que ingresaban nuevos o se reincorporaban tras el estallido de la crisis de 2008. Ahí tenemos la brecha salarial que habría que combatir. No hay derecho a esas diferencias entre la clase trabajadora. Una tasa de paro alta provoca bajos costes salariales, sobre todo en los sectores menos cualificados. No hay legislación que impida estos salarios inferiores. Debería haberla. Incluso cabría la posibilidad de contemplar una redistribución de salarios entre los trabajadores mejor pagados por convenio y los trabajadores pobres. Eso sería justicia social.

María Rey
Economista

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