Mal van las cosas en Europa y en el mundo con una pandemia desatada y una vacunación lenta o inexistente, si miramos las cifras de vacunaciónen el Tercer Mundo. Mal va también el asunto del coronavirus en España. Hoy, día 15 de enero de 2021, han fallecido 235 personas en nuestro país. En Alemania los muertos se elevan a mil. Parece que se constata, lamentablemente, el triunfo del coronavirus. La ciencia y las medidas de prevención no atajan el avance imparable de la pandemia.
En estos lares estámos echándonos las culpas por haber celebrado unas Navidades que parece que no había que celebrar. Los políticos no se atrevieron a suspender la Navidad. Les pareció una medida muy fuerte. Ahora suspenden los carnavales sin pensarlo dos veces. Los carnavales son otra cosa, no son una fiesta familiar en la que se eleve a la familia al pedestal de la adoración. Después vendrá una Semana Santa borrada del calendario de las celebraciones. Pero no adelantemos los aconecimientos. Es mejor no pensar o pensar que la cifra de 80.000 muertos por coronavirus que da el INE es una pesadilla.
Lo cierto es que la pesadilla está en 525 casos de covid-19 por cien mil habitantes. Los peores datos están en Cataluña. Andalucía no le va a la zaga. En Castilla-León y en otras autonomías los gobiernos autonómicos solicitan al Gobierno del señor Sánchez un confinamiento de la población. Sánchez y su socio don Pablo no quieren oír hablar de confinamientos. La economía no está para un cierre total. Por eso sólo permiten adelantos en el toque de queda, reuniones de un máximo de cuatro personas, cierres perimetrales de municipios, cierre de la hostelería a las seis de la tarde y adelantar también el cierre de comercios y reducir aforos en grandes superficies.
¿Serán suficientes estas medidas o habrá que ir al confinamiento por muy mal que vaya la economía en este país nuestro? Portugal inicia hoy un confinamiento de un mes. En Francia adelantan el toque de queda a las seis de la tarde. Medio día fuera y medio día en casa.
Vuelvo a decir que estamos asistiendo al triunfo del coronavirus. Dios, o quien sea el culpable de la catástrofe mundial, se está pasando. Millones de muertos, hospitales invadidos por enfermos de coronavirus, personal sanitario agotado, políticos que no saben qué hacer, gente cansada de restricciones a las libertades individuales y colectivas. La inmunidad de rebaño no llega. Lo único que está llegando es la reducción del rebaño.
María Rey
Economista
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