martes, 1 de noviembre de 2022

La burbuja del alquiler en la España post-covid


Los precios del alquiler se ponen en la nubes. Los alquileres en ciudades de más de 50.000 habitantes están alcanzando sus máximos históricos sin que el gobierno del señor Sánchez haga nada efectivo para remediarlo. Estamos en la burbuja inmobiliaria de la España post-covid.

Una se asusta con el precio medio del alquiler: 880 euros por un piso de 80 metros. Un sueldo. A una persona mileurista le quedarían 120 euros para pagar gastos de comida, suministros, calzado y ropa. Pero, ¿quién alquila un piso para vivir en soledad? Muy poca gente. La tendencia es compartir.

Compartes vivienda con tu pareja, con algún amigo o amiga, con los todavía desconocidos. Compartes para poder tener un techo alquilado en una España en plena emergencia habitacional.

Detrás de un precio de 11 euros por metro cuadrado tenemos incrementos que superan el 10% en 72 municipios durante el año 2021-22.

Un caso aparte son las localidades turísticas. Ibiza tiene alquileres de 22 euros por metro cuadrado. Un piso de 80 metros cuadrados saldría en 1.760 euros mensuales. ¿Quién puede pagar ese alquiler?... Desde luego no lo puede pagar la clase trabajadora.

Buscando explicaciones a este incremento del precio de los alquileres en toda España hay que citar varios motivos:
  • Los desequilibrios de oferta y demanda. Hay más personas que quieren alquilar que pisos en alquiler. Esto lleva a una subida de rentas por parte de caseros que están haciendo su agosto los 12 meses del año.
  • La evolución demográfica. La población sigue creciendo, pero la oferta de vivienda no crece. Se ha parado la construcción de nuevas casas, a lo que hay que sumar que muchos propietarios y propietarias de pisos vacíos no los ponen ni en el mercado de alquiler ni en el mercado de venta.
  • El endurecimiento del acceso al crédito hipotecario desde el estallido de la burbuja inmobiliaria de los primeros años del siglo. No resulta fácil la concesión de una hipoteca. Los bancos mira más a quién le conceden el crédito y piden muchos más avales.
  • La entrada de los fondos de inversión en el mercado del alquiler. Como prometen altos rendimientos a los inversionistas, tienen que aumentar los precios de los pisos que alquilan, decantándose muchas veces por el alquiler turístico.
  • La turistificación de los alquileres. Tanto fondos de inversión como particulares se frotan las manos con los grandes beneficios que deja el alquiler de viviendas a turistas. Han encontrado la gallina de los huevos de oro.
  • Las tensiones inflacionistas. Se suman a la fiesta de los alquileres caros poniendo la guinda. Éramos pocos y llega la señora Inflación prometiendo quedarse a vivir con nosotros.

En la última década, el porcentaje de inquilinos ha subido tres puntos. Es decir, hay mucha más gente que quiere alquilar una vivienda porque no pueden permitirse comprarla, muchas veces por culpa de esos bancos demasiado severos a la hora de conceder hipotecas. Ya no les vale cualquier nómina para pagar la compra de una solución habitacional digna.

Estos problemas de vivienda se extienden a toda Europa. En el viejo continente estamos viviendo en todos los países una crisis de asequibilidad de la vivienda. En España se agrava el problema por la política de vivienda que no tiene lo suficientemente presente el alquiler social. Seguimos con políticas centradas en la propiedad cuando alquilar se empieza a poner de moda, tanto por necesidad como por convicción. ¿Para qué comprar una vivienda con tu pareja? Acabarás divorciándote pronto y es más fácil un divorcio cuando no hay un patrimonio familiar a repartir. Pero papá Estado todavía no ha visto este cambio de costumbres en sus administrados.

Solo así se entende que el 2,5% de los pisos estén destinados al arrendamiento para hogares vulnerables. La media europea está en el 8%

Por eso podemos decir que en España nunca ha habido una política de vivienda pública para alquiler. Tampoco  ha sido reclamada por los partidos políticos que dicen representarnos a la ciudadanía.

Lamentablemente, los precios prohibitivos del alquiler seguirán en tendencia aunque pinche la burbuja. No bajarán tanto como esperan mis colegas economistas seguidores de las ideas de Adam Smith. La mano invisible del mercado es una mano torpe. Es muy necesaria la mano visible del Estado para echarle un pulso hacia lo correcto a la mano tonta que mueve la interacción de la oferta con la demanda.

En España se necesitan viviendas asequibles para que los jóvenes puedan emanciparse, formar una familia, hacer realidad sus sueños. Necesitamos viviendas para jóvenes y menos jóvenes. Ya es hora de que se cumpla el artículo 47 de la Constitución Española. 


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María Rey
Economista


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