domingo, 5 de octubre de 2025

Las horas que no nos pagan las empresas a las trabajadoras y trabajadores

Los ricos nos roban a los pobres. Así se hacen más ricos mientras nosotras y nosotros nos empobrecemos. Cada semana, cientos de miles de personas en España prolongan su jornada laboral más allá del horario pactado en un contrato laboral. Lo hacen sin recibir compensación alguna. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 400.000 trabajadores y trabajadoras realizan horas extraordinarias que no se pagan, una práctica que se ha convertido en rutina silenciosa en muchos sectores.
Este fenómeno no solo representa una injusticia laboral, sino también un ahorro millonario para las empresas. El INE estima que las compañías se ahorran más de 3.200 millones de euros al año gracias a estas horas no remuneradas. Es decir, se benefician de un volumen de trabajo equivalente a decenas de miles de empleos sin asumir el coste que ello implicaría.
Las horas extra no pagadas afectan especialmente a sectores como el comercio, la hostelería, la sanidad y los servicios administrativos, donde la presión por cumplir objetivos o atender la demanda lleva a muchas personas a quedarse más tiempo del estipulado. En muchos casos, estas horas ni siquiera se registran, lo que dificulta su fiscalización y deja a los trabajadores sin posibilidad de reclamar.
Además del perjuicio económico, esta situación tiene consecuencias sobre la salud física y mental de quienes la sufren. La prolongación constante de la jornada laboral sin compensación genera estrés, fatiga y dificulta la conciliación familiar. También perpetúa una cultura empresarial que normaliza el abuso del tiempo ajeno.
Llama la atención que la clase trabajadora no salga a la calle a manifestarse en contra de este abuso. Trabajamos y callamos. Somos esclavos sin saber que lo somos. Estamos apretando la tuerca como robots que no cesan hasta que se le pulsa el botón de apagado.
Pero, a diferencia de los robots, a nosotras y nosotros quien nos pulsa el botón del apagado es la salud. El cuerpo dice basta, vienen las bajas, los médicos, las jubilaciones anticipadas porque no podemos más en trabajos pensados solo para enriquecer a la clase empresarial.
La legislación española contempla el pago de las horas extraordinarias o su compensación con tiempo de descanso. Sin embargo, la falta de inspección y el miedo a represalias hacen que muchas personas opten por el silencio. El resultado: una economía que se apoya en el trabajo invisible de miles de ciudadanos. O dicho de otra manera más contundente: una economía basada en el trabajo robado a la clase trabajadora.
Es urgente que se refuercen los mecanismos de control y que se promueva una cultura laboral que respete el tiempo de las personas. Porque cada hora cuenta, y cada esfuerzo merece ser reconocido con el correspondiente pago.
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ECONOMISTA
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