Déjame soñar este verano
con una playa libre de bichitos
y deja que sueñe con las chanclas
que he comprado en Amazon
pisando un arenal seguro y limpio.
Déjeme soñar, doctor Simón,
por Dios y por Jesús yo se lo pido.
Si viene el fin del mundo no me diga
que hay más muertos de coronavirus.
Déjenme soñar con mi estreno
de chanclas de Amazon en una playa
donde no venga un horrible policía
a poner multas a la gente triste.
Déjeme soñar con estas chanclas
que liberan mis pies de un presidio
de botas en un confinamiento
más largo que un desierto sin camellos.
Déjenme soñar con mis amores
virtuales y reales y platónicos,
amores de poeta que se indigna
con un Estado de Alarma y esas cosas.
Déjeme soñar, doctor Simón,
y alegre esa cara usted, hombre.
Tan profeta de la catástrofe parece
que me voy a Amazon de compras.
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