martes, 3 de noviembre de 2020

El fracaso del Ingreso Mínimo Vital de Pablo Iglesias


Hoy en día los periodistas no siguen la noticia, no se mojan, no bucean en la realidad de los ciudadanos. Se quedan en la loa al poderoso, sobre todo cuando ese personaje poderoso es un Vicepresidente del Gobierno con aires de Presidente en la sombra de la Moncloa.

No hace falta dar nombres. Me refiero al poderoso Pablo Iglesias, el hombre que vino a traernos un ingreso mínimo vital sobrado de burocracia y de requisitos excesivos. De ahí que muchas solicitudes no se hayan contestado. Estamos en época de pandemia, con los funcionarios haciendo teletrabajo y/o trabajo sin atender a los administrados presencialmente, lo cual viene a ser lo mismo. ¿Cuántos ciudadanos no habrán podido solicitar el ingreso mínimo vital porque los trámites son online? ¿Cuántos ciudadanos han tenido que ir a pedir "por favor" a un amigo, a una ONG, a un desconocido incluso, que le soliciten online el susodicho ingreso mínimo vital?...

 El ingreso mínimo vital del señor Pablo Iglesias es una prestación de la Seguridad Social que nada tiene que ver con la necesaria renta básica. La renta básica sería para todos los ciudadanos. El ingreso mínimo vital, en cambio, es una renta mínima de inserción, que ya existía en las Comunidades Autónomas. De hecho es lo mismo, tiene los mismos problemas que venían presentado las rentas de inserción de las CCAA: quejas por su tramitación, funcionaban mal y muchas veces acababan en suspensiones de renta mínima de inserción. El Estado, sea autonómico o estatal, se suele caracterizar por no saber ayudar a los más pobres. En vez de ayudar empuja a la exclusión social.

 Yo siempre defendí la renta mínima universal. Su acceso con carácter universal evita la injusticia de una denegación a una persona en exclusión social o que pasa graves apuros económicos que ponen en riesgo necesidades tan básicas como la alimentación. Otro motivo para defender la necesidad de una renta mínima universal es que no hay trabajo para todos. La robotización de la Economía nos lleva a la expulsión de mucha mano de obra de trabajos que pasan a hacer las máquinas. Sólo hay que pisar acera para darse cuenta. ¿Cuántos puestos de trabajo en entidades financieras han quitado los cajeros automáticos?... Si vamos al mundo rural, vemos explotaciones agrícolas en las que sus propietarios hacen ellos todo el trabajo agrícola con ayuda de un tractor dotado de nuevos aparatos que vienen a sustituir a los jornaleros. Si entramos en las fábricas, vemos más ejemplos de robotización con la consiguiente expulsión del mercado laboral de trabajadores industriales. Algunos dirán que se están creando nuevos puestos de trabajo fruto de la nueva tecnología. Sí, pero no se crean los suficientes puestos de trabajo como para dar un empleo digno a la mano de obra expulsada por la robotización de la economía.

 Es una pena que en España no se haya dado un paso adelante y se haya creado esa renta mínima vital en un momento de crisis económica total. La Economía es circular. Esas rentas mínimas estaban destinadas por definición al consumo. Hemos perdido una oportunidad para revitalizar la Economía por el lado de lo que yo llamo "gasto público justo".

 En vez de una renta mínima vital justa tenemos el fracaso del ingreso mínimo vital del señor Pablo Iglesias. En el mes de octubre de 2020 sus datos eran:

 -12.789 familias nuevas perceptoras
 -90 solicitudes resueltas favorables por día
 -35.000 personas sin hogar (el 75% con trastorno mental) quedan fueran de la ayuda

 Yo, con estos datos, hubiera presentado mi dimisión como Vicepresidenta del Gobierno. El señor Pablo Iglesias, en vez de ayudar a los pobres, se rio de ellos. Señalemos otros fallos del ingreso mínimo vital inventado por Pablo Iglesias:

 1-Para su concesión tiene en cuenta los ingresos del año 2019, cuando no estaba presente el coronavirus. Por eso personas que están en situación precaria a raíz del covid-19 tendrán sus solicitudes denegadas.
 2-No hace una pasarela directa de las personas que cobran la renta mínima de inserción de las CCAA. Esto llevará a hacer cobros de indebidos por la incompatibilidad de ayudas.

 Vuelvo a insistir en la necesidad de una renta mínima vital universal. Bien diseñada, sobre todo en una situación de crisis económica severa como la que estamos viviendo, va directa al consumo y esto reactiva la Economía. Hay cuatro millones de españoles en pobreza severa. ¿Vamos a dejar que se mueran de hambre?... Mucho me temo que los 3 mil millones de euros presupuestados al año para el ingreso mínimo vital del señor Iglesias no lleguen a todos los ciudadanos y ciudadanas que realmente necesitan ese dinero para ir al supermercado.

 María Rey
 Economista
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