lunes, 15 de julio de 2024

Presidentes de Estados Unidos que sufrieron un atentado igual que Trump


Donald Trump no es el único político relevante que ha sufrido un atentado. A lo largo de la historia, varios presidentes de Estados Unidos han sufrido intentos de asesinato. Un país en el que resulta muy fácil comprar armas de fuego siempre está en las noticias por tiroteos. O es un ex alumno que dispara a mansalva sobre sus compañeros o es un adulto que busca su momento de gloria disparando al presidente.

Aquí tienes algunos de los intentos de magnicidio en EEUU más relevantes:

  • Theodore Roosevelt (1912): Aunque no estaba en el cargo en ese momento, Roosevelt fue objeto de un intento de asesinato mientras hacía campaña para un tercer mandato. John Schrank le disparó, pero Roosevelt sobrevivió gracias a un discurso de 50 páginas que llevaba en el bolsillo, lo que amortiguó el impacto de la bala.
  • Franklin D. Roosevelt (1933): Antes de asumir la presidencia, Franklin Delano Roosevelt (pariente lejano de Theodore) fue objeto de un intento de asesinato por parte de Giuseppe Zangara en Miami, Florida. Roosevelt no fue herido, pero el alcalde de Chicago, Anton Cermak, resultó herido y murió posteriormente.
  • Harry S. Truman (1950): Durante su mandato, dos nacionalistas puertorriqueños, Óscar Collazo y Griselio Torresola, intentaron asesinar a Truman en la Blair House, donde estaba alojado durante las renovaciones de la Casa Blanca. Los guardias lograron repeler el ataque en el que murieron uno de los atacantes y un agente de policía.
  • John F. Kennedy (1963): Uno de los episodios más traumáticos de la historia de Estados Unidos fue cuando John F. Kennedy fue asesinado por Lee Harvey Oswald mientras recorría Dallas, Texas, en un automóvil descapotable. En este incidente, el atacante profirió tres disparos que no solo acabaron con la vida del presidente, sino que dejaron varias víctimas. A día de hoy, siguen circulando varias teorías conspirativas sobre este asesinato.
  • Gerald Ford (1975): El 38º presidente de EE. UU., Gerald Ford, sufrió dos intentos de asesinato en el mismo mes. Primero, Lynette "Squeaky" Fromme intentó dispararle en Sacramento, California, y luego, Sara Jane Moore lo intentó en San Francisco, California.
  • Ronald Reagan (30 de marzo de 1981): Ocurrió el intento de asesinato tan solo 70 días después de que Reagan asumiera la presidencia de los Estados Unidos. A su salida de una conferencia en el Washington Hilton Hotel en Washington D. C., Reagan y otras tres personas recibieron disparos y fueron heridas por John Hinckley Jr.  La motivación detrás del ataque de Hinckley surgió de una obsesión erotomaníaca con la actriz Jodie Foster, a quien vio en la película Taxi Driver. Afortunadamente, Reagan sobrevivió a este atentado que conmocionó a la nación. 

Es preocupante cómo estos líderes han enfrentado situaciones tan peligrosas mientras ejercían su cargo. No cabe duda que las armas las carga el diablo y en Estados Unidos hay muchas armas cargadas. Tal vez, un control más estricto sobre las personas que tienen acceso a las armas, redundaría en una mayor seguridad para sus presidentes.

El último cargo público importante en enfrentarse a las balas fue el todopoderoso Donald Trump. El 13 de julio de 2024, durante un mitin en Butler, Pensilvania, el expresidente Donald Trump fue víctima de un atentado. Un hombre armado, Thomas Matthew Crooks, de 20 años, disparó hacia Trump desde el tejado de un edificio cercano. Aunque uno de los disparos rozó la oreja del expresidente, milagrosamente sobrevivió. El azar estuvo de su lado. Pese a que tenía muchas probabilidades de ser una pieza cazada por las balas, Donal Trump se libró de la peor suerte.


Los agentes del Servicio Secreto respondieron rápidamente y acabaron con la vida del atacante. Tres asistentes al mitin también resultaron heridos, uno de los cuales falleció. Descanse en paz. 


Este incidente se investiga como un intento de magnicidio, siendo la primera vez desde 1981 que se dispara contra un presidente actual o expresidente. Habían pasado tantos años desde el atentado a Reagan que nadie pensaba en otro magnicidio. Pero la historia suele repetirse. No se acabaron los descontentos con el mundo que un día se levantan con el pie más torcido que de costumbre y salen a la calle dispuestos a ser portada en los periódicos. 

La seguridad en el evento está bajo escrutinio, y aún se desconoce cómo el atacante tuvo una línea de visión clara hacia Trump. Dejemos que investiguen. 


Debemos condenar este intento de asesinato del candidato republicano a las elecciones presidenciales del mes de noviembre. Es en las urnas donde se deben dirimir las diferencias. En democracia se dan votos de castigo o de aceptación, no se pegan tiros a los candidatos.

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María Rey
Economista
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