El precio explica muchas decisiones políticas. Por ejemplo, la decisión del Gobierno español de vacunar a la mayoría de la población con la vacuna de AstraZeneca. Una vacuna que cuesta 6 euros es preferida a las vacunas que cuestan 34 euros y entre 54 y 62 euros. El Gobierno del señor Sánchez está exponiendo nuestra salud a las rebajas. No mira la calidad del producto. Mira la oferta, es decir, el saldo.
A precio de saldo quiere vacunar a 47 millones de ciudadanos y de ciudadanas, menos a los viejos y a los niños. De momento, los mayores de 65 años serán vacunados con vacunas buenas. Los niños no entran en el proyecto de vacunación masiva obligatoria. Ya les tocará. De vacunarse contra el coronavirus no se va a salvar ni el Tato.
El Gobierno del señor Sánchez más los variopintos Gobiernos autonómicos tienen en su haber miles de personas que sufren los efectos secundarios de la controvertida vacuna de AstraZeneca. El Gobierno andaluz de derechas y el Gobierno socialista-comunista del señor Sánchez tienen en su haber, pese a lo que diga la autopsia, la muerte de una profesora en Marbella. Seguro que acabarán creándose asociaciones de afectados por la vacuna de AstraZeneca. Será demasiado tarde. Suele pasar en un país donde la gente no piensa en nada que no sea bajar las orejas y decir sí, mi amo.
María Rey
Economista
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