martes, 28 de julio de 2020

El Estado de Alarma destruyó más de un millón de empleos


 
El Estado de Alarma con el que el Gobierno respondió a la crisis del covid-19 nos ha llevado a sumar a la cifra de desempleo más de un millón de parados. Bastaron menos de tres meses para alcanzar las cifras de pérdida de empleos del año 2008. Nada que no esperáramos. Los resultados de la EPA no han sido una sorpresa. Tampoco es una sorpresa que el sector más golpeado por la crisis económica sea el sector servicios. Los bares cerraron, los comercios cerraron, las peluquerías cerraron.

Después de estos datos negativos que nos llevan a una tasa de paro superior a 15%, los economistas agoreros nos desaniman diciendo que lo peor está por venir. No nos metan miedo, por favor. En Economía son muy importantes las expectativas. En este momento necesitamos expectativas positivas. Hay que decirle al personal que salga, que vaya al Corte Inglés y que compré. Que vayan a comprar al pequeño comercio de su barrio. Que entren en el Carrefour, en Alcampo. Que se acerquen a los mercadillos. Que abran sus puertas a la vendedora de Avon y también a la guapa chica que nos ofrece productos Mary Kay. Hay que entrar en Internet y pinchar los banners publicitarios de las páginas web. Ahí tenemos empresas necesitadas de ventas, trabajadores que necesitan que se vendan los productos que fabrican, accionistas que miran de reojo las noticias de las empresas que podrían repartir dividendos para pagar sus capitales.

 Digamos, colegas míos, que lo mejor está por venir. Y vendrá. Después de las vacas flacas, vendrá una vaca gorda. Yo ya tengo el cuchillo y el tenedor flanqueando el plato para empezar a trinchar el mejor filete. No me jodan mis expectativas positivas. No, no son optimismo: serán una realidad cuando la tasa de paro baje del 15%. Dicen que la vacuna del covid-19 estará para noviembre. ¿No han escuchado esa buena noticia, señores y señoras?...




María Rey
Economista










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