El tiro por la coleta titula Pedro J. Remírez su editorial en El Español, el periódico que dirige y que intenta sacar a flote. A un título contundente le añade una imagen aún más contundente: Pablo Iglesias con una pistola en la boca.
Las Redes Sociales están que echan humo. Pedro J. ha acertado el tiro. Le pegó un tiro a la publicidad gratuita que tanto necesitaba su periódico. Se ahorra una temporada de regalos de vajillas, cuchillos y suscripciones con descuento. Sus periódicos se empezarán a vender como rosquillas a las puertas de una iglesia el día de la romería. El escándalo vende. Y de eso Pedro J. sabe mucho. En su pasado en El Mundo las ventas de ejemplares se le disparaban cuando sacaba por fascículos los escándalos del PSOE de Felipe González.
Vender es echarle imaginación al asunto. Hay que vender para sobrevivir. Ninguna empresa se mantiene en el tiempo si la facturación cae o no llega a proporcionar ese umbral de rentabilidad que hasce el tinglado posible. El dinero se impone como una necesidad para pagar materias primas, suministros, sueldos y salarios; para repartir dividendos a unos accionistas que esperan ver remunerada su inversión inicial. El dinero necesario para sobrevivir como empresa es lo que lleva a Pedro J. a "disparar" al chico de la coleta.
¿Todo vale? se preguntará mucha gente. Casi todo vale. Miren ustedes a su alrededor. O luchas o te hundes. Las empresas que cumplen un código deontológico estricto están condenadas a desaparecer en un mundo de guerra empresarial continua. El competidor es el enemigo.
Pedro J. ha respondido a los diarios competidores del suyo con una tercera polémica en párrafos largos y palabras hirientes. Coronó la faena con una imagen todavía más hiriente, una imagen que pasará a la Historia del Periodismo patrio como un ejemplo de lo que no debe hacer un periodista en su afán de vender periódicos: incitar a la violencia.
María Rey
Economista
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¿Comprar leña? Pues sí. Como dice mi suegra, regresamos al pasado. La madre de mi marido recuerda aquellos años de la postguerra española en la que se vendían troncos de leña en las ferias de las ciudades y pueblos del país, sobre todo de las ciudades. las cocinas funcionaban con leña y carbón. sevende5.blogspot.com |
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