Renovarse o morir dice el dicho popular. Los propietarios de los pequeños comercios en Madrid no piensan en renovarse sino en la posible muerte que se les avecina. Con las persianas bajadas por el nuevo confinamiento el optimismo se les desvanece. Cierre de negocio es la frase que está en sus mentes amenazando con convertirse en una decisión.
Yo les diría que no piensen en la muerte de sus negocios sino en la transformación. Hay que luchar en todas las guerras. Tirar la toalla es de cobardes. Y, si tiras una toalla, debes coger otra toalla para secarte. Estamos condenados a la supervivencia del rebaño aunque no queramos. Tú puedes decidir que te vas, pero el colectivo va a decidir que se queda.
Comprendo que el personal no se sienta optimista. Hablar de optimismo con 600 millones de pérdidas a la semana en este nuevo confinamiento de Madrid no parece realista. Mayor fue la pérdida hace seis meses, durante el primer confinamiento. Entonces el sector del pequeño comercio perdía 400 millones de euros al día.
Pensemos, pues, en tirar para adelante. Aprovechemos los adelantos tecnológicos que tenemos a mano. Por ejemplo, puedes hacer una campaña de mailing recordando a tus clientes que volverás a abrir las puertas de tu local. Incluso puedes ofrecerles tus productos online y enviárselos mediante riders o mensajeros, también necesitados de ingresos.
Yo no quiero ser pesimista. Tampoco quiero que tú, comerciante madrileño angustiado, lo seas. Piensa que en Madrid hay un 95% de microempresas. ¿Van a cerrar todas? No. Seguro que, si luchas, tu empresa será una de las que no cierre. Incluso puede ser la que inicie el camino hacia un tamaño mayor mediante fusiones con competidores. Recordemos que hacen falta empresas grandes para que las crisis económicas no nos lleven a la miseria.
María Rey
Economista
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